Corría 1988 cuando el Golf español decidió que lo presidiera una mujer. Una señora cuyos esfuerzos serían canalizados, a partir de ese momento, en conseguir el popularizar este deporte que tantas veces sigue siendo maltratado por su injusta fama. Echando la vista atrás se podrá discutir si acertó o no en su trabajo, o en si consiguió o no sus objetivos, pero jamás se podrá dudar de sus intenciones: bajo su mandato se pasó de 45.000 a 330.000 jugadores y de 91 campos a más de 300, de los que muchos tuvieron carácter de públicos.

Nacida el 1 de enero del 32, esta donostiarra a la que le gustaba presumir de ser descendiente del Valle de Ulzama, desarrolló un carácter fuerte y una personalidad que le permitieron, no sólo sobrevivir, sino imponerse y liderar un mundo hasta entonces de hombres. Y a fe que hizo posible lo que no lo parecía: que la Ryder Cup saliera de las Islas Británicas en su turno de celebración en Europa: Valderrama (Cádiz), 1997. Fue la primera vez que lo hacía y todavía hoy es la única mientras no se celebre la próxima en París, en septiembre. Pero es que a Emma se le permitía todo, acudía a las reuniones de Sant Andrews y les reñía a los británicos en su casa.  Y les corregía, y les decía que tenían que acercar más el golf a las mujeres. No sé si le hicieron mucho caso o no, pero ella jamás dejó de intentarlo y ellos jamás le dijeron que no lo harían.

Cuando la conocí en el 2001 me dedicó unas pocas palabras: Aquí hace falta gente joven como tú. Trabaja, trabaja y trabaja por el golf, y jamás permitas que nadie te de nada a cambio. Será el propio golf el que te pague. Así lo hice y así fue. Una vez más tenía razón. Y es que conocía el golf como nadie: Como jugadora, 5 veces campeona de España, 2 subcampeona de Europa, Campeona del mundo, etc. Como capitana, 2 veces campeona de Europa. Como Presidenta de la Federación: la mejor. Ahí está el Centro Nacional y su campo en el que se acaba de jugar el Open de España que ha ganado Jon Rahm, el último de sus mohicanos.

Vino a Navarra siempre que pudo, porque no en vano su marido descendía de Olite. Quería a esta tierra. Nos consideraba bajo los tópicos típicos comúnmente admitidos: nobles y brutos a mitades, pero nos quería mucho. Con ella, las selecciones navarras siempre tuvieron a una seguidora más. Con ella, Carlota, Recari o María Hernández siempre tuvieron a una Presidenta cerca. Con ella, el Golf navarro siempre estaba protegido y valorado. Como a ella le protege, desde esta mañana su viejo amigo Severiano, con quien se nos ha ido al cielo a jugar los partidos de los viernes. Descanse en paz.

 

 

Joaquín Andueza

Presidente de la Federación Navarra de Golf